Calmado en el andar, si se enoja discute con calor y no le arrendran los entaquillados; si me discuten ustedes que lo diga el amigo Octavio Viveros. Persona trabajadora y honorable, capacitada para el comercio y la agricultura, buen jefe de hogar y cooperador grande en Bomberos.
Trabajó muchos años en la que fuera hace tiempo “La Redonda” de don M. Sáez y después de Infante Hnos. Con paciencia franciscana, casi durmiéndose, porque no entraba nadie a comprar, salía a vender bencina. Se salió de ahí y se fue a trabajar al campo; no es hombre que se quede arrellanado, como otros, porque la esposa es profesora; él tiene amor propio en hacer que entre plata al hogar.
En los primeros 10 años de bombero ha trabajado en distintas ocasiones y el Casino que se sacaba antes, para las corridas, él, en mangas de camisa, desde tempranito le pegaba a la costura; no le importaba en qué trabajo estaba, sino que pensando cooperaba en la buena obra de encontrar recursos para el escuálido Cuerpo de Bomberos. Hombre de pocas palabras, observador y mirando atentamente, sabe ponerse a tono con las circunstancias. Don Arturo Veloso es una de las antiguas familias de Cañete y todos sus parientes son hombres de trabajo. Su esposa, la señora Domínica es profesora en la Escuela Superior de Niñas; buena y alegre; se le oirá pasar entonando siempre algo; las almas buenas, cantan siempre.