Caballeroso, lento para conversar y pausado para opinar, este caballero es muy cariñoso en su casa, amabe y locuaz. Alegre y cordial, sabe ser gentil, así como su distinguida esposa.
Emprendedor, un tiempo se dedicó a la minería, después a agricultor, allá por Elicura; maderero en grande que habría hecho una enorme fortuna la que bien amasada habría estado, pero la situación misma del gobierno de Ibáñez, que quebró la industria maderera, puede decirse, le hicieron ver los horizontes, no por el lado optimista en que él pensó.
Se ha batido como un león; ustedes saben que los bancos, en la mayoría de los casos se figuran que deben ayudar al que tiene, olvidándose, en lamentables casos, de que precisamente, al que nada tiene o el que tiene su solvencia moral, es el que debe tener más crédito que otros; por eso el crédito indiscriminado ha sido tan perjudicial en nuestro país.
Don Julio tuvo también que afrontar situaciones de alzas de jornales y sin alzas de precios, lo que le dio un saldo apreciable en contra.
Es inteligente y empeñoso. Bien vale que triunfe en la vida y tiene la gran virtud de no amilanarse y pasa las horas felices alternadas con las horas de pesimismo. Pero, yo estoy seguro, han de triunfar las primeras.