Liberal y de gran capacidad e inteligencia para el trabajo, ha sido el alma mater de la acreditada Tienda González, que fundara el recordado amigo don Carlitos González.
Es hombre ponderado para emitir opiniones y respetuoso del credo político de los demás; pero acalorado defensor de sus ideales. Bueno para el comercio, se destaca por su sobriedad y honorabilidad a carta cabal. Reservado y tenaz en sus problemas del comercio, no se lanza en grandes aventuras, sino que va “tanteando el vado”. Tiene su clientela grande y bien formada, pues aquí prima el criterio realista junto al corazón de hacer bien cuando se puede. Don Raúl González, desde muy joven, supo ser emprendedor y sumamente trabajador.
Tengo que nombrar aquí a su gran colaboradora, además de la gentil señora Delia, a la inefable “Mariíta” que es una destacada comerciante y buena vendedora en esta tienda. Aquí, existe, como en casi todo el comercio cañetino, el sistema de ventas del paquete; es decir, si le gusta la mercadería, se le envuelve, pero queda en la tienda y poco a poco van pagándola y una vez terminado el pago, se le entrega. O sea, al crédito, pero con la garantía de la misma tienda...
Don Carlos decía “la Casa González, donde el peso mucho vale” y yo le decía, donde el peso nada vale...
Esta familia ha tenido la virtud, gracias a don Carlos, de tener fundo y comercio, ya que para batirse solo con una cosa, hay que tener enormes capitales, en cambio, así, las dos cosas se van afirmando una a otra.