Clímaco Hermosilla Silva
Cuando, hace ya unos veinte años, comencé a buscar fotografías que nos permitieran reconstruir el rostro de esta comunidad cañetina que habíamos tratado de retratar en nuestras “Crónicas”, me espantó el hecho de no encontrar estas fotografías y de recibir, inicialmente, una respuesta negativa a mis requerimientos de las personas consultadas.
Poco a poco, sin embargo, esta situación comenzó a variar y fuimos acopiando un inmenso “Archivo Fotográfico de la Ciudad”, el que reunía cerca de 500 fotografías que comenzaban prácticamente el mismo año de la ultima refundación de esta: 1868.
En un par de ocasiones, hemos realizado exposiciones de este material en diversos recintos de Cañete y hemos sido testigos de la emoción que el material presentado ha producido en los cientos de cañetinos que lo han contemplado.
La emoción que estos acontecimientos produjeron en los más antiguos habitantes de Cañete es explicable: en las imágenes fotográficas expuestas, ellos iban redescubriendo el mundo de su infancia, el mundo de sus padres y abuelos, en suma, un mundo de rostros y de construcciones que ya creían desaparecido. Pero esta emoción, notablemente, se produjo también en jóvenes alumnos de unidades educativas de la ciudad, los que, al igual que los anteriores, se dejaron llevar por el interés y el entusiasmo al conocer una realidad de su pueblo que se había mantenido, por siempre, oculta para ellos.
Todo este material, de una riqueza patrimonial increíble, ha sido catalogado para ser presentado en un “Album Fotográfico de Cañete. 1868-1973”, que editaré próximamente y una selección de él ha sido enmarcada para ser exhibida en el futuro “Museo Histórico de la Baja Frontera de Cañete” que se pretende habilitar en lo que fueron las casas de la antigua Escuela Granja de Cañete.
Hace algunos meses, en este proceso de búsqueda que jamás se detiene, un vecino de Cañete: don Jaime Cigarroa Salgado, me entregó un Documento editado con ocasión de la celebración del Primer Aniversario del “Liceo de Hombres de Cañete”, actual “Liceo B-56” de Cañete, que él, felizmente, conservaba.
Al revisarlo, descubrí, con la misma emoción de los asistentes a las exposiciones de las que hablaba anteriormente, que, en sus páginas, en sus textos, en sus fotografías, latía la vida de ese Cañete profundo que todos amamos. En esos niños de hace casi medio siglo circula, como hijos o nietos, la sangre de los fundadores de nuestro actual Cañete. Los hijos y los nietos de los niños de entonces conforman lo mejor de nuestra ciudad actual y, desde acá o desde los sitios donde viven actualmente, están, constantemente, rememorando las horas felices que aquí vivieron.
Me pareció tan interesante y tan entrañable este Documento, que, sin esperar la posibilidad de editarlo, lo hago llegar a las páginas virtuales del Huellas Digitales.cl, el Diario virtual cañetino , para que su Director, el profesor Gorart Villarroel, quien vibra al igual que todos nosotros con un material patrimonial como este, como un regalo para el Año Nuevo 2011, posibilite su llegada a todos los cañetinos que, en todos los rincones de Chile y el mundo, están pendientes del pasado, el presente y el futuro de este Cañete que amamos.