EL MUNDO HOY  

LA HISTORIA SE VIVE Y SE CUENTA EN CADA IMAGEN

UNA IMAGEN, MIL PALABRAS; UN INSTANTE, MIL HISTORIAS

CUCHO EN LAS PALABRAS DE UN AMIGO

cuchoUn retrato entrañable de José de la Cruz Miranda Correa, contado con humor, admiración y memoria por Alfonso Concha Acuña.
Pocos lo recuerdan, pero el 7 de mayo de 1947 marcó un antes y un después para la juventud cañetina hace ya 78 años.
En la tranquila calle Saavedra, entre Esmeralda y Riquelme, abrió sus puertas el Liceo Particular de José Miranda Correa, una institución nacida no desde el poder, sino desde la voluntad de un solo hombre: “Cucho”, como le decían sus amigos.
Por primera vez, muchos jóvenes del pueblo pudieron soñar con continuar sus estudios sin abandonar su tierra. Aulas sencillas, sí, pero cargadas de esperanza.

Hoy, esa historia vive apenas en la memoria de unos pocos testigos, mientras para las nuevas generaciones sigue siendo un capítulo aún por descubrir. Pero quienes lo conocieron de cerca, como Alfonso Concha Acuña, no permitieron que su recuerdo se desvaneciera. Con una pluma modesta pero entrañable, Alfonso lo retrata tal como fue: entre anécdotas, bromas, gratitud y afecto. Su testimonio en Estampas de Cañete mantiene vivo a Cucho Miranda, con esa calidez que no permite que la memoria se enfríe ni se pierda, sino que la deja vibrar con vida propia, como si aún caminara entre nosotros.



separador

"Es más popular que un Lavín, pues  Cucho, como sus amigos le dicen, a pesar de su corte aristocrático y de cara de ángel, es hombre bastante inteligente, de reposado criterio y buen orador.
Desprendido y humanitario, fundó el Liceo Mixto, que ahora tiene bachilleres; yo le colaboré bastante y en la oficina mía, se dieron los primeros balbuceos de lo que hoy es un orgullo para Cañete. Hice algunas clases de ciencias, para colaborar; soportó las envidias de los que nada construyen, la sonrisa burlona de personajes repudiados y “poseros”. Ha ayudado a cientos de alumnos para educarse ahí y en Concepción; tiene un corazón de oro, pues aunque él quede sin camisa, como se dice vulgarmente, entrega todo por servir; por eso yo le coloqué el apodo de  San Vicente de Paul, que don Pedro Montory celebró mucho. Sacrificado y de gran sentido social, está siempre dispuesto a prestar su cooperación a todo lo que diga adelanto y ayuda a sus semejantes.
Ha sido Alcalde, Regidor, Presidente de la Asamblea Radical, de Rotary Club, de la Liga de Estudiantes Pobres, Rector del Liceo desde su fundación y ha rechazado otros cargos honoríficos. Abandona sus negocios para ir en ayuda de alguno de sus protegidos. Con su palabra fácil y convincente, sabe hacerse simpático y agradable en cualquier fiesta, ya sea social o popular; baila muy bien la cueca.
También en su juventud ha sido hombre de pelea y jamás ha echado pié atrás aunque sean matones los que se le coloquen por delante.
Es valiente y decidido; algo que se le ha quitado ahora cuando  pasa del medio siglo, a pesar que su rostro parece de angelito; dicen que lo han pedido prestado para colocarlo como angelito vivo por ahí, pero trepidaron en que se vería muy mal de pantalones cortos. Casado con la distinguida dama Adriana Rojas, han formado un hogar que con la sonrisa ingenua de sus dos preciosas hijitas, baten sus alas los ángeles del cielo.
Cucho Miranda es una recia estampa de Cañete, aunque angolino.
En sus campañas para lograr salir Regidor, ha empapelado el pueblo con sus clichés y programas; éstos abundaban en verba fácil y nada había dejado por hacer; unos pícaros, que nunca faltan, decían que sólo le había faltado fundar a Cañete; y alomejor es la reencarnación de algún español de aquellos años...
Cucho, no se las despinta a nadie; a encumbrados señores se las ha plantado clarito. Gran amigo y gran señor del servicio, Cucho Miranda puede llegar a ser un buen agricultor si sigue mis consejos... Debería forestar todo su fundo, porque no sirve para otra cosa y no me ha querido entender...
Por equivocación de muchos electores, nuevamente es primer Regidor. Pueda ser que Paulino le deje hacer algo.
Es hombre discutido, bueno, a los tontos no los discute nadie; ese también es mi orgullo...
Una vez, este bárbaro, me robó mi película; estaba designado yo para hablar un 25 de octubre, gloriosa fecha para el país, cuando el Partido Radical triunfó. Leyó mi discurso horas antes y en plena Asamblea, antes que yo lo leyera, pidió él la palabra y lo dijo casi entero; grandes aplausos cosechó a costillas mías y yo resulté diciendo lo mismo que él. Es bueno para la broma , otra vez hizo que se me ofreciera una botella de wisky a las siete de la mañana cuando nos retirábamos del Club con él y Paulino, en circunstancias que yo había sido el perdedor de las botellas de wisky.
Calcúlese la encarrilladita que le echaría al garzón que yo creí se burlaba y era el fregado de Miranda en convivencia con Pauli los que habían urdido esta broma."
pie1