TODO ESTÁ EN ELEGIR EL COLOR

TODO ESTÁ EN ELEGIR EL COLOR

Hay personas que parecen haber nacido para quejarse: del frío, del calor, de la lluvia, de la sequía, de la soledad, de la multitud, de la escasez de trabajo o de la sobreabundancia... Cualquier cosa es para ellas un motivo para el descontento. Sufren la vida en lugar de vivirla y, de paso, amargan a los que están a su alrededor.

Pero más allá de la caricatura, la queja constante parece ser un mal síntoma de nuestros tiempos, como si reclamar por las circunstancias contribuyera en algo a mejorar una vida que en sí misma se siente vacía. Pareciera que la desmedida aceleración que marca la pauta de la era tecnológica nos ha hecho perder la capacidad de disfrutar de las cosas simples y adecuarnos a las condiciones que se nos presentan.
En el fondo, todo está en la actitud. Y la actitud, depende del significado que le asignemos a las cosas.
Si un día de lluvia es para nosotros “un día horrible”, nuestra actitud hacia él será negativa. Nos quedaremos en casa renegando de la mala suerte, en vez de abrigarnos, tomar una bebida caliente y disponernos a disfrutar esa verdadera maravilla de la naturaleza.
Si un día de calor es concebido como “asqueroso”, nos preparamos mentalmente para pasarlo mal. En lugar de ello, bien podemos alegrarnos con la llegada del verano, tomar un par de medidas para refrescarnos y vivirlo con normalidad, como parte de las estaciones del año.
Cada día se vive de acuerdo a los pensamientos que albergamos en nuestra mente.
No es sano partir el día pensando en la montaña de trabajo que nos espera y en lo agobiante que es todo lo que tenemos por hacer. Por el contrario, es más sensato comenzar alegres, agradeciendo a la vida por tener trabajo (y por tener todo aquello que tenemos) y preparándonos para vivir un día lleno de oportunidades.