1943: Cuando la provincia de Arauco recibió a su Presidente

balcon

Por: Gorart Villarroel T.

Entre homenajes, banquetes y la inauguración de la Escuela Leoncio Araneda Figueroa.
Más allá de lo que narró la prensa de la época, lo más sorprendente e impactante es esta fotografía en la que se distingue al Presidente Juan Antonio Ríos, junto a su comitiva, en el balcón de la Escuela Leoncio Araneda Figueroa durante el acto inaugural.

No es una imagen de gran calidad; pero tiene su valor histórico. Se trata de un registro inédito para las actuales generaciones porque la noticia no alcanzó una difusión amplia ni se instaló en la memoria colectiva de Cañete.
Hoy, al volver a mirarla, nos evoca el ambiente de aquel día: las banderas, el desfile escolar, el entusiasmo de la multitud y la presencia del “hijo de Cañete” en un momento que marcó la educación local y a la comunidad.
Han pasado 82 años desde aquel 26 de diciembre de 1943, cuando el Presidente de la República, Juan Antonio Ríos, regresó a su tierra natal para inaugurar la escuela que llevaría el nombre de su maestro, don Leoncio Araneda Figueroa.
Durante décadas, muchos de nosotros apenas conocimos este hecho por una placa en el frontis del antiguo edificio que fue demolido posteriormente para su reposición, sin mayores detalles. Sin embargo, los registros de prensa de la época devuelven la magnitud de aquel día: la presencia de ministros y autoridades, un acto inaugural con el Presidente y su comitiva en el balcón del segundo piso, al que tuvieron que acceder por las ventanas de la sala N° 7 y luego una comida con más de 300 invitados, en medio de un ambiente festivo y multitudinario.
No se conocen fotografías de aquel banquete, un hecho inédito en Cañete que reunió a la primera autoridad del país con semejante despliegue en un acto escolar.
Para mí, este recuerdo tiene un eco especial. Al igual que el Presidente Ríos y tantos exalumnos, que egresamos de esas aulas y más tarde, en mi caso, trabajé allí por más de 30 años como profesor. Por eso, este episodio no es sólo parte de la historia local: es también parte de mi vida, de mis colegas y de generaciones de estudiantes que hicieron de esta escuela un símbolo de identidad cañetina.

De la visita presidencial en 1943, la prensa decía:

"A las 13.15 horas del 28 de diciembre de 1943, llegó a la Estación Central de Santiago, en un tren especial, el Presidente de la República, Excmo. señor Juan Antonio Ríos, acompañado de su comitiva, después de haber realizado su exitosa gira por la provincia de Arauco.

Le esperaban en los andenes ministros de Estado y autoridades locales. Una banda del Ejército ejecutó el Himno Nacional y el Primer Mandatario se dirigió a su residencia de Villa Paidahue, para retomar en la tarde sus funciones oficiales.

Un éxito completo

La gira a su ciudad natal fue un éxito en todos los sentidos. Recibió muestras de cariño, regalos y ovaciones. La Municipalidad de Cañete lo declaró unánimemente “Hijo Predilecto de Cañete”. En Contulmo, Purén, Los Sauces, Los Álamos y Lebu se repitieron gestos similares.

En Cañete, las hijas de notables vecinos repitieron un gesto entrañable: al igual que cuando Ríos fue candidato presidencial, volvieron a servirle la mesa, ahora convertido en Primer Mandatario.

Banquete en Chanchán

Al regreso desde Lebu, la comitiva se detuvo en el fundo Chanchán, de propiedad del senador Eudocio Rivas, junto al Lago Lanalhue. Allí se ofreció un banquete íntimo y emotivo, donde al Presidente se le trató simplemente como “Juan Antonio Ríos”. Fue su última despedida antes de dejar la provincia.

Gran banquete en Cañete

La noche del domingo se sirvió un banquete con más de 300 cubiertos en la Escuela recién inaugurada, seguido de un baile hasta la madrugada. La Orquesta de Laúdes de los Hermanos Picón interpretó el Himno Nacional, coreado de pie por toda la concurrencia.

El regidor Paulino Viveros y el Director Tomás Bustos Mora elogiaron la gestión presidencial y el aporte a la educación.

La inauguración de la Escuela Leoncio Araneda

Rompiendo el protocolo, Ríos agradeció directamente a sus coterráneos:

Mi principal aspiración, después de dejar la Presidencia, será morir como Alcalde de Cañete. Cada calle, cada cerro y cada rincón me une a un recuerdo de mi niñez y juventud”.

En tono jocoso pidió que no se recordaran algunas travesuras de juventud. Luego agregó:

Hoy he sentido la inmensa satisfacción de volver a ser niño. He querido construir esta escuela para que los hijos y nietos de Cañete alcancen mayor cultura. Lleva el nombre de mi maestro, don Leoncio Araneda Figueroa, cuyas enseñanzas me han acompañado siempre y me ayudaron a llegar a ser Presidente de la República”.

Finalmente pidió no hacerle peticiones, asegurando que conocía las necesidades de su pueblo. Prometió obras clave: el Hospital de Cañete, pavimentación, una Escuela Granja para indígenas en Contulmo, mejoras sanitarias y más escuelas. Anunció que el presupuesto de 1944 incluiría 3 millones de pesos para educación, con la creación de la Escuela de Artesanos de Lebu y mejoras al Liceo de Cañete.

Sus palabras fueron recibidas con largas ovaciones."