CREER EN UNO MISMO

Cuenta una historia que, hace muchos años, en una pequeña aldea de oriente, un joven se presentó ante el Maestro y le dijo: “Vengo porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada”.

Sin mirarlo, el Maestro le dijo que en ese momento no podía prestarle atención pues tenía un problema de dinero, pero que si él aceptaba ayudarle, pronto estaría a su disposición. El joven aceptó inmediatamente. El Maestro se sacó el anillo que llevaba puesto y le dijo: “Anda hasta el mercado y véndelo, pero no aceptes menos de una moneda de oro”. El joven se fue, pero después de mucho andar, no consiguió venderlo, pues los mercaderes sólo le ofrecían monedas de latón. Derrotado, volvió hasta el Maestro y le dijo que no se podía engañar a nadie con el valor del anillo. El Maestro sonrió y le sugirió que, para estar seguro de su valor, fuera esta vez a ver al joyero, pero que por ningún motivo lo vendiera. Al rato, el joven llegó feliz, con la noticia de que podían darle hasta 58 monedas de oro por el anillo. Después de escucharlo, el Maestro le dijo: “Ahora siéntate y escucha con atención. La lección es que tú también eres una joya valiosa y única y, como tal, sólo puedes ser valorado por un experto que conozca bien de lo que habla. Y ese experto sólo puedes ser tú”.
\r\nIgual que el joven del cuento, muchas personas buscan en el exterior las señales para construir su propia autoimagen, de manera que creen ser lo que los otros les dicen que son. Eso hace que su autoestima sea tremendamente inestable, de manera que cuando reciben un elogio, vibran y se sienten maravillosos, pero cuando reciben una crítica o una descalificación, se hunden. Usan a los otros como espejo para mirarse, sin siquiera considerar la calidad del modelo elegido. En otras palabras, muchas veces recibimos críticas o comentarios de personas que no nos conocen realmente y que fundan sus opiniones en motivaciones, emociones y percepciones que están lejos de ser objetivas. Cuando alguien nos dice agresivamente “Siempre lo haces mal”, antes de hacer nuestra la acusación (auto-referirla), tenemos que ponerla en relación con las características del opinante (hetero-referirla): ¿Desde qué emoción me está diciendo esto? ¿cuáles son sus motivaciones? ¿siente envidia? ¿celos? ¿qué pasó en su historia? ¿hay cosas no superadas?
\r\nAl hacerlo, lo más probable es que comprendamos que las opiniones de los otros son tan subjetivas que utilizarlas para sustentar nuestra autovaloración es realmente riesgoso. Esto no significa que no escuchemos a nadie o que no aceptemos consejos. Pero una cosa es que incorporemos la crítica como un punto de vista particular, y otra muy distinta es que hagamos de ella una verdad absoluta.
\r\nEs por eso que, para fundar sólidamente una autoestima, hay que hacerlo desde el interior. Para ello, debemos conocernos exhaustivamente en nuestras virtudes y defectos, nuestras fortalezas y debilidades. Y desde ese punto de partida, creer en nuestra propia verdad y tomar firmemente el timón de nuestra vida, más allá de las opiniones ajenas, con la vista siempre puesta en nuestro sentir personal. Es más sano sacar desde adentro una autoimagen bien dibujada, que construirla a pedazos a partir de lo que nos dice éste o aquél.