LA VOZ INTERIOR

Nos demos cuenta o no, siempre estamos hablando con nosotros mismos. La conversación interior o self talk, es el constante flujo de palabras que ocupa nuestra mente a lo largo del día de manera tan sutil que apenas reparamos en su existencia.

Tal como si estuviéramos comentando una película, nos decimos cosas acerca de lo que nos pasa y de lo que vemos a nuestro alrededor, sobre lo que creemos que pasará y, sobre todo, comentamos y criticamos qué somos frente a una situación. Este diálogo interno se oculta a nivel de la mente inconsciente, lo que nos hace muy vulnerables a ella, pues no podemos cuestionar algo que no es estrictamente racional.

En algunos casos, esta conversación puede ser positiva y optimista, como cuando alguien se da ánimo para continuar, se felicita por lo que ha logrado, o alimenta su autoestima encontrándose atractivo. En otros casos, el diálogo puede ser negativo y hasta francamente perjudicial. Es lo que sucede a la personas que ven la vida en forma pesimista y siempre esperan peor, que se encuentran feas y se critican duramente cada defecto, o se recriminan con severidad ante cada error diciéndose que no sirven para nada.
Lamentablemente nuestra cultura tiende a potenciar más la crítica que el elogio, y es así como, con frecuencia, nos resulta más fácil reprendernos y tratarnos con dureza, que felicitarnos y ser cariñosos con nosotros mismos.
El problema es que estas auto-conversaciones que mantenemos se van transformando en “programaciones”. Es como si estuviéramos día a día en un proceso de hipnosis, implantando en nuestra mente sugestiones que se instalan allí y terminan programando nuestro actuar y nuestro devenir.
Si alguien está todo el día diciéndose: “En todo me va mal”, “soy un fracasado”, “no va a resultar”, tales afirmaciones se grabarán en su mente y su comportamiento acabará adaptándose a ellas. Así, su conducta se estará marcada por la timidez y los intentos por lograr algo serán casa vez más escasos.
Por el contrario, si una persona se felicita por lo que hace bien, se anima ante la dificultad y ve el futuro con optimismo, potenciará su autoestima, irradiará energía y se atreverá a aprovechar las oportunidades que se le presenten.
Cuando nos familiarizamos con nuestros planteamientos y empezamos a tomar elecciones más positivas, se genera un cambio en nuestra mente y en los resultados que obtenemos. De este modo, hacer conscientes las afirmaciones que elaboramos es el primer paso en el proceso de re-educación de nuestra narrativa para lograr un resultado más positivo en nuestra salud mental.