MUJERES SABIAS

Antiguamente, en nuestra cultura, los ancianos eran respetados y admirados por su experiencia. Eran ellos quienes tomaban las decisiones importantes en las familias y solía buscárseles para pedirles consejo. Lamentablemente hoy las cosas han cambiado.

Los adultos mayores son habitualmente marginados de la vida familiar, y cuando viven con sus hijos, su rol suele limitarse a cuidar a los nietos mientras los padres trabajan.
Las pensiones bajísimas que no alcanzan a costear ni los medicamentos y la escasez de oportunidades en general, hablan de una sociedad que sobrevalora la juventud y no logra dimensionar la importancia de la sabiduría adquirida por la experiencia.
Afortunadamente hace algunos años se ha creado el “Consejo de las Abuelas”. Esta iniciativa, que surge en el seno de las comunidades indígenas, se trata de un grupo formado por trece abuelas indígenas de todo el mundo que se reúnen y trabajan arduamente por la defensa del valor de los ancianos, el valor de la mujer, la preservación de sus culturas y la salvación de la tierra con todos los seres que la habitan. Para ello, no poseen más que su experiencia y espiritualidad, basada en el contacto directo con la naturaleza y en las enseñanzas transmitidas de generación en generación. Se reúnen y van por el mundo enseñando a las personas a sanar a través de la fe, la tradición y la medicina natural.
Quizás las palabras de una de ellas, la indígena maya Flordemayo, resuma el mensaje que el consejo busca entregar: “Hemos perdido el contacto con lo básico. Es esperanzador volver a enseñar a la gente a cultivar y sobrevivir. Estamos re-aprendiendo a cuidar la Madre Tierra. Con esto permitimos que el espíritu de las plantas y las aguas sagradas nos sanen. La tierra y los elementos tienen la capacidad de autocurarse, pero todo tiene su tiempo. Vivimos bajo una ley sagrada: la vida es un círculo. Nada está oculto y siempre hay una razón para que las cosas ocurran. La sanación del mundo es posible, pero, como en todo, se va a necesitar un buen grupo de gente que lo crea para que se haga realidad. Tenemos también que encontrar nuestro propio camino individual: es difícil de lograr, pero es necesario hacerlo”.
Vale la pena reflexionar sobre ello. Quizás así nos demos cuenta del tremendo aporte que puede significar escuchar a quienes han vivido más tiempo. Tal vez esta iniciativa, que avanza con paso cada vez más rápido, sirva para dignificar a los mayores y darles en la sociedad el espacio y la calidad de vida que se merecen de acuerdo a su importante rol.