Un maestro espiritual, llamado Zong, había alcanzado el máximo grado de conocimiento: el desapego. Cuando sus discípulos le preguntaban cómo había llegado a semejante estado de sabiduría, él reía de buena gana y respondía:
“Cuando tenía veinte años, me daba lo mismo lo que dijeran de mí y no ponía atención a nada más que a mí mismo. Pasada esa edad, comencé a preocuparme seriamente acerca de lo que mis vecinos pensaban de mí. Pero al día siguiente a mi cumpleaños número cincuenta, de pronto comprendí que mis vecinos jamás se habían preocupado por mi suerte. Y nuevamente todo cambió...”
El maestro tenía mucha razón. Por lo general, tendemos a seguir a la masa y a adaptarnos a las formas de todo el mundo con tal ser aceptados por el grupo, aunque eso signifique muchas veces transgredir nuestra propia esencia. Tras ello se esconde un tremendo miedo al rechazo y al juicio social.
Es por eso que es necesario tener algún grado de sabiduría para atreverse a vivir como uno quiere sin preocuparse de lo que piensan los demás. Para elegir vestirse, comer, caminar y moverse como a uno de la gana y no como lo hacen los demás. Para optar por actividades y pasatiempos que a uno le gustan sin importar si el resto los encuentra adecuados.
El fin último es desarrollar la capacidad para escuchar nuestras propias necesidades y atender a ellas, pues es eso lo al fin nos va a hacer más felices.
Nada fácil de lograr. Significa todo un trabajo personal destinado a desprenderse de las ataduras sociales y fortalecer la propia autoestima para no depender de la opinión externa hasta el punto de auto-limitarse. El riesgo de no conseguirlo es entrar en una vorágine de cosas ajenas que terminan siendo alienantes.
Y no se trata de pensar sólo en nosotros mismos. Por el contrario, también es importante poner atención a aquellos que nos rodean, pero sin juzgarlos. Debemos aprender a aceptar que no todos somos iguales y que cada quien tiene derecho a hacer sus propias elecciones. Justamente en eso radica la dificultad: en ser a la vez autónomo y abierto sobre las personas.