Quién siempre llegaba con compañeros de la Universidad de concepción, era Teodoro Campos, estudiante en la época de la carrera de abogacía (Leyes). Teodoro Campos Campos, era hijo de José Otondo Aranaz, y era Hermano de Luis Arévalo (el Lucho), ambos hijos de Don José.Teodoro aparecía en los veranos con sus amigos atraídos por la gran cantidad de hermosísimas señoritas de excelentes familias del pueblo.
Normalmente les iba mal, pues ellas eran recatadas, y celosamente cuidadas por sus hermanos, parientes y papás y mamás, quiénes les daban una educación cristiana rígida y de moral irrefutable.
Sin dudas que hoy también hay señoritas honestas, decentes, pudorosas y recatadas (tímidas), lo que en aquella época era muy apreciado y era casi una norma. Hoy ya en todo el mundo (no solo en Chile), estas cualidades parecen algo ultrapasadas y en muchos casos, incomprensibles. No cambió cañete hi chile..., cambió el mundo y sus costumbres y hábitos, por eso quise hacer este homenaje a las señoritas de mi pueblo de esa época tan importante de nuestras vidas.
Me recuerdo cuando niño de varias de ellas, que cuando yo tenía 8 o 10 años, ellas ya bordeaban los 18 a 25 años. Estaban las hermanas Burgos, todas liadísimas. También las hermanas Pérez (hermanas del Tata).
La famosa por su belleza y reina del carnaval de 1954, Inés Correa. Las hermanas Fica no se quedaban atrás en belleza y simpatía. Estaba la señorita Eliana Tousseim, las hermanas Martínez, las lindísimas hermanas Ceballos (la mayor "Mona", de una belleza deslumbrante). Estaban las hermanas Cigarroa y las hermanas Reyes, se destacaban también por su hermosura, linda voz y participación en eventos, las hermanas Opazo (cantaban en dúo), un poco menores eran las lindísimas hermanas Abarzúa. Las hermanas Viveros eran bonitas y en extremo recatadas. Cómo olvidar a Ada Olate, que participaba de la Cruz Roja y con su uniforme y Charm arrancaba suspiros.
Ah!! cómo soñé cuando niño y luego de leer "El niño que enloqueció de amor" (trabajo de escuela), con muchas de ellas..., cómo me imaginé siendo ese niño y buscando entre todas ellas en mis sueños platónicos, un motivo para sentir lo que describía el libro. Es claro que jamás ninguna sintió ni talvez supo que yo existiera, pero : Dios mío "cómo me sirvió para aguzar mis sentidos y prepararme para aprender a amar en mi adolescencia".
Habían muchas otras que eran cuidadas con extremos celos por sus hermanos . La señorita Hencha Altamirano era una de ellas (y sus hermanos eran 4), Dios , cómo era bonita e inalcanzable, así como La Srta. Marcela Gajardo y Tamara Jana con su prima Estrella Jana. No se me pueden olvidar las hermanas Rosas (con varios hermanos carpinteros), y la señorita Patricia Pierry, de una belleza clásica, tampoco es posible olvidar a la señorita Anita Fuentealba (hermana de René ).
Alguien dirá : - Se te olvidaron tus hermanas, y las hermanas Jana Sáenz (Scarlet y Carmencita), pero no, hay muchos nombres que parecerán que están faltando, mi memoria ya no es de las mejores, pero esta crónica podrá traer a la memoria de muchos, en realidad faltan lindísimas exponentes de la belleza del pueblo, pero ya son de una generación más joven (eran adolescentes en esa época), y esta crónica es de señoritas mayores de 18 años.
Muchas aún viven en Cañete, y espero sinceramente que hayan sido felices en sus vidas, que hoy sean madres de otras lindísimas señoritas, y muchas talvez abuelitas de pre - adolescentes que deben hacer suspirar y soñar a nuevas generaciones.
La vida es así, llena de buenos recuerdos, así como llena de buenos momentos. Recordar tantas hermosas damas, me hace revivir lo mejor que había en todos nosotros, recordar entre otras cosas que existía la palabra honra y decencia entre todas ellas, en esa época inolvidable que tuve la oportunidad de vivir en ese cañete, que hoy está mas vivo que nunca en mis recuerdos.
Abrazos.
Eduardo Sáez M.
PD. Cómo sería interesante que algún cañetino de nuestra época escribiera del destino de todas estas personas, así la historia de nuestro pueblo sería más completa y rica..., el desafío está lanzado. Escritoras - es , de cañete,; no es necesario ser profesional de las letras, basta el deseo de contar vivencias. El desafío queda lanzado).