En este mundo competitivo, la gente parece ir siempre a la defensiva. Como si de un estado de guerra se tratase, nos relacionamos con los demás desconfiando, buscando siempre dónde está la trampa y preparando todo un arsenal para atacar en caso de cualquier provocación.
En una sociedad tan competitiva como la nuestra, ser introvertido es visto como una carencia. Nada raro, si consideramos que aquél que habla más y se roba más las cámaras es el que aparentemente tiene más oportunidades.',
En el marco de la filosofía zen, la palabra japonesa hibiki significa “algo que va y que viene como un eco”. Se refiere a la interrelación constante que existe entre todas las cosas en el universo, y por ende, entre nosotros y el mundo que nos circunda.
Muchas veces hemos hablado acerca de la empatía, esa cualidad tan difícil de encontrar que consiste en una capacidad para situarse en el lugar del otro y leer sus emociones como si fueran propias. Pero si tan difícil es de hallar entre humanos, más escasa se torna cuando se trata de nuestra relación con los animales de otras especies.
Cuenta una historia que, hace muchos años, en una pequeña aldea de oriente, un joven se presentó ante el Maestro y le dijo: “Vengo porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada”.